Cierro los ojos y siento como mi cuerpo pierde el peso que da la fuerza de gravedad. La claridad hace que pueda ver la luz a través de mis párpados cerrados. Ondas recorren mi cuerpo y juegan con mi cabello largo y fino llevándolo de un lado hacia otro, haciéndole perder su uniformidad. Puedo sentir la grandeza de aquello que me contiene. Mi pecho se inunda de felicidad.
Pronto me invade una sensación de inseguridad. Pude percibir la grandeza y la belleza, pero no estamos preparados para eso todavía.
Me incorporo y miro a mi alrededor. Todo sigue igual que antes. Nada ni nadie ha percibido mi conexión. Camino lentamente hacia la orilla, sientiendo cada uno de los granos de arena que yacen debajo de mis pies. El agua va descubriendo mi cuerpo desnudo muy lentamente. Una brisa fresca hace que mi piel se erice. Mi mente y mi cuerpo están tranquilos sabiendo que ese momento de felicidad me pertenece. Y cada vez que cierro los ojos siento las ondas recorrer mi cuerpo.