Y así se pasaba horas enteras del día, simulando que no le importaba, pero allí estaba y persistía con su actitud. Sabía que eso no iba a llevarla a ningún lado, sabía que debía cambiar, pero sus pensamientos sobre aquello no la dejaban reaccionar, dejándola en esa situación de letargosa espera. Su imaginación la hacía vivir las aventuras más envidiables. Luego se mira los pies y los nota tan hinchados que le parece que, si quisiera, podría agarrar sus venas como un racimo y le gustaría estrujarlas. Luego se imagina bañada en sangre, como reacción lógica, y la imagen mental es en blanco y negro, sólo que la sangre tiene un color rojo tan vivo como el azul que ella ve a través de su piel tan blanca y fina de los pies que logra un efecto de traslucidez que la hipnotiza.Atenta a su fisiología como se encontraba, nota que su estómago hace ruidos extraños y se retuerce. Eso le hace recordar que no había comido nada en horas, quizás días piensa, no está segura. Ya no sabe cuánto tiempo ha estado esperando. Otra vez su imaginación la lleva por los lugares más exóticos y la hace vivir situaciones excitantes. Se pregunta si, en el caso de que su cerebro se apagase, su cuerpo podría finalmente ser libre y realizar tales aventuras. Ella no se percataría, claro, y eso haría que perdiera todo el sentido. Le intriga cuán presa de sí misma es.